lunes, 28 de mayo de 2007

EL PATIO DE LOS SUSURROS

En el espacio creativo NO AVESTRUZ, en zona de Palermo H., encontramos en su interior un patio. Los niveles de ruido que se producen en las diferentes actividades que se desarrollan en el local ha motivado reclamos vecinales.
Esta situación, comprensible, ha determinado que soliciten al público una cierta moderación en el tono de la voz. El patio fue bautizado: el patio de los susurros.
Las denominaciones tienen su propia historia y aparentemente no coinciden con las resoluciones poéticas de su materialización.
Enrique Pichón Riviere trabajó con rigor la dinámica de lo siniestro y su superación con la creatividad. En escala menor se puede aplicar este proceso al etiquetamiento que nos ocupa.
La vida cotidiana fue un objetivo privilegiado en la mirada de este psicólogo social.

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